Yoshihiro Suda, Chiharu Shiota : Mínimum, Máximum
Yoshihiro
Suda / CHiharu Shiota
Japón y mas en
concreto su arte se ha destacado siempre por su entrega al detalle, a la
delicadeza, al trabajo bien hecho y a conciencia, a no dejar ningún ápice sin resolver
sea en la disciplina que sea. Como cultura oriental que es, uno de sus grandes
pilares y fundamentos se basan en la observación y el análisis, de esta manera
el resultado de esa simbiosis con uno mismo, con el otro, con la naturaleza sea
bien física o psíquica se traducen -cuando de artistas se trata- en obras con
un perfecto acabado, minuciosas (no en el sentido de “minutia” que designa algo
sumamente pequeño, diminuto), sino las que son realizadas en conciencia plena con
máximo detalle y esmero, llegando hasta el más ínfimo detalle. Este es el caso
de dos artistas japoneses: Yoshihiro
Suda (Yamanashi, Japón,
1969) y Chiharu Shiota (Osaka, Japón, 1972). Les une que ambos llevan en su
genes Japón, ambos realizan instalaciones y ambos trabajan con materiales orgánicos,
Suda la madera de magnolio y Shiota el hilo.
Yoshihiro Suda .
Morning Glory (2008)
CHiharu Shiota
es una artista japonesa mayoritariamente dedicada su obra artística a la performance e instalaciones. Vive y
trabaja en Berlín desde 1996. Yoshihiro Suda vive y trabaja en Tokyo.
Yoshihiro
Suda 2017 (Galeria Elvira González)/
Chiharu Shiota “Boats sailing in the
sky" at Open Art Biennal,
2017, Örebrö, Sweden,
Yoshihiro Suda
se mueve en el campo de las instalaciones, pero al contrario de su compatriota,
-que las realiza a gran escala, invadiendo fachadas, espacios enteros de una galería,
- Yoshihiro produce obras que a primera vista parecen imperceptibles, son de
tamaño minúsculo, pero sin llegar a ser miniaturas. Minúsculo, me refiero ante
el vacío inmenso que supone entrar en un
blanco e inmaculado espacio vacuo de una galería de arte, el tener que forzar y
esforzar la mirada hasta dar con unas pequeñas hojas, flores, plantas que
emergen de la pared o del suelo. Sus piezas tan cercanas al hiperrealismo son
sin embargo grandes reproducciones de la naturaleza, elaboradas en madera que
al divisarlas de cerca se convierten en verdaderos pedacitos extraídos de la
naturaleza.
YOSHIHIRO SUDA. Galeria Elvira González Madrid, 2017
Es mandatorio el acercarse, agacharse, tirarse al suelo si hace falta
para poder contemplar estas delicias artísticas. Para Suda las esculturas son
intervenciones, superposiciones sutiles a un espacio existente. “Cada escultura es solo la mitad de la obra
de arte: la otra mitad es su instalación”. De ahí reside su grandeza, el
situarlas en un espacio que a priori parece vacío, produce un efecto al
contrario, la experiencia es mágica, de la nada al todo, del vacío inocuo a la
inmensidad. Solo bastan unos pasos y enfocar tu mirada para divisar las
pequeñas flores, plantas que emergen entre dos baldosas o una hoja ya marchita
y sola se convierten en grandes obras de arte. "Creo que hay muchas maneras de
exponer las obras, no sólo hay un modo tradicional de ubicarlas en un espacio,
en un ángulo o iluminarlas de una manera formal y estandarizada. Yo encuentro
una gran variedad de posibilidades en esquinas, recovecos y espacios altos".
No son meras
repeticiones, copias, reproducciones de
la Naturaleza, son trabajos que conllevan largas horas de trabajo, me recuerdan
las miniaturas de los manuscritos del período medieval. Minuciosidad,
elegancia, de la realidad pasas al asombro, son como gotas de escarcha que si
las tocas da miedo que se quiebren. El artista japonés, talla la madera a la
manera tradicional, aprendido de forma auto-didacta; herramientas como la
gubia, cincel, escofina guían su mano y van modelando cada mínimo detalle de una
petunia, una rosa, unos tréboles. No es un artista conceptual en el sentido
clásico, no es un artista político, ni quiere defender ideas subyacentes en sus
instalaciones. Su sencillez es tal – no en el sentido de no tener
complicaciones, ni dificultades, me refiero más al significado de lo que se
forma por uno o pocos elementos- que su único objetivo es que entremos en un
mundo de irrealidad, que juguemos entre lo que es real y lo que no. Lo que si
quiere es que el espectador se pregunte de nuevo que es una obra de arte, si
tiene que tener un componente estético o no., para Suda La
diferencia radique probablemente en el énfasis que Aristóteles ya puso en la
técnica, en el conocimiento
humano para producir, para crear. Es la habilidad más que la mera producción lo
que para el filósofo estagirita es arte, y es este concepto de lo “artesano”,
“la “artesanía” es la que representa en sus esculturas de madera.
Pero a su vez se
pregunta sobre el concepto de la obra de arte en si, elevando una pequeña
planta a la categoría de arte.
CHiharu Shiota
Chiharu Shiota
tiene un lenguaje muy matérico -en sentido filosófico, técnico y estético-,
principalmente sus trabajos son monocromáticos, rojo intenso, blanco puro,
negro azabache, sea cual sea el que elija se convierten en elemento
indispensable y necesario, además de no canjeable por otro. El uso de un solo
color destila pura fuerza, energía espacial y aérea. Cuando uno se enfrenta a
cualquiera de sus obras, la primera percepción visual y/ó estética comienza en
el mismo instante que te posicionas ante una de estas colosales obras.
CHiharu Shiota. Letters of thanks (2006)
La artista
nipona va tejiendo con delicadeza y esmero cientos de zapatos, cartas y
papeles, sillas de un auditorio desierto, largos vestidos, camas de una larga y
fría sala de hospital, o incluso unos frágiles peldaños que van hacia el
infinito entre otras figuras de diversa índole. Cada una de sus instalaciones
parten de una primera puntada. A partir de ahí cubre los objetos o en forma
lineal, trazando una perfecta y estudiada perspectiva lineal, haciendo un guiño
a los estudios renacentistas, o cubriendo toda la superficie de hilos creando a
su vez una nube abstracta de hilos, que por otro lado conforman miles de
prismas de infinitos lados, dejando los objetos bajo un manto que impide llegar
a los mismos, se vislumbran apareciendo ante nosotros como si el paso del
tiempo, la soledad, la dejadez de su propia existencia, los hubiera depositado
y una larva ha hecho el trabajo minucioso de tejerlos, hasta envolverlos y
salvaguardarlos como hace una oruga conservando a sus crías de mariposa. El
resultado, puede parecer un intento del
artista de utilizar un lenguaje mas de técnicas escultoras o pictóricas de ya
siglos atrás como es el horror vacui, que entre los objetos quede poco aire que
respirar, pero ¿cual es su objetivo entonces? ¿De que nos habla CHiharu Shiota?
¿Es tan solo una propuesta estética y/o artística? Las artista nipona nos hace
una inteligente propuesta: que sepamos leer y nunca mejor dicho entre líneas.
CHiharu Shiota. Dialogo desde el ADN (2004)
Shiota trabaja
con la conciencia, con la memoria y el olvido. Ella define sus obras como
instalaciones poéticas llenas de vida y de momentos que están entre sus
recuerdos, de ahí preservarlos como una madeja y no dejar que entre el polvo y
obstaculice sus sueños. Los hilos, entrelazados y uniendo millares de puntos
son los caminos de la vida y de la muerte, las relaciones entre sujeto-objeto.
Crea unos espacios particulares en los que
el espectador tiene cabida - literalmente en algunos de ellos se puede
caminar bajo la telaraña - y percibir el miedo, angustia, ansiedad, silencio...
Shiota necesita
de todo un espacio, Suda hace todo lo contrario, sus delicadas y mínimas
plantas están inmersas en un gran espacio. Pero ambos nos hacen pensar,
reflexionar y cuestionarnos a veces preguntas sobre nosotros mismos y nuestras
percepciones, pero lo que no cabe ninguna duda es que en cualquiera de sus
obras encontramos arte, poesía y mucha
belleza espiritual.
Chiharu Shiota. In
silence (2009)
YOSHIHIRO SUDA
CAMPANILLA (2017) Galería Elvira González
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