Pocos artistas conjugan tan bien dos disciplinas artísticas como son la fotografía y la pintura. Tanto Monta, Monta Tanto; en las obras de Darío Villalba no se sabe bien si asistimos ante una obra pictórica o fotográfica, y ahí reside la magia de su obra, convirtiéndola en algo mucho más complejo, incluso abstracto, dotando a sus piezas de un sentido bastante más amplio, como para entrar en tontas disputas si es una cosa u otra.
Parte de su grandeza reside en la importancia que adquieren sus obras una vez finalizadas y /ó expuestas ante el espectador. Villalba trabaja tanto con fotos ya existentes de archivo, ó realizadas por el mismo. Una vez elegidas, aplica su creatividad sobre ellas, manipulándolas y dotándolas de un sentido mucho mayor que el que tenían por sí solas. No cabe duda que sus foto-instalaciones – pinturas muestran un diálogo entre las diferentes asignaturas artísticas, comportándose como un todo, siendo el proceso artístico mucho más complicado al aunar texturas, movimiento, espacio y tridimensionalidad en algunos de los casos. A bote pronto lo primero que se ven son imágenes fotográficas a una escala bastante grande, pero cuando uno se acerca va apreciando como la fotografía hace de las veces de soporte para incluir unos golpes de pintura que cambiarán radicalmente el sentido y visión de la primigenia fotografía.
Son impactantes , pero no sólo por el tamaño, sino también por la temática escogida. Si atendemos a la iconografía de las imágenes, más que encontrarnos con un enamorado de la figura humana, explora el interior de la condición humana. De ahí que desde sus primeros trabajos eligiera personajes desolados, deprimidos, marginales, con un aspecto de haber sido abandonados por la vida y dejados a una triste deriva del existir. Con este punto de partida, Villalba nos introduce en su propio mundo de realidad y representación en los que hay cabida para el dramatismo, la oscuridad, el silencio, influenciado tal vez por la obra de Andy Warhol “Disasters” y de la tradición tan barroca española del claro-oscuro, dotando a sus imágenes fotográficas esa fuerza del blanco y negro que sólo es quebrada por los toques de pintura.
Ni es pop, ni conceptual, ni abstracto ni informalista. No caben categorías para encapsularle, cosa por otro lado, que a mi personalemtne tampoco me gusta. Darío Villalba nace su carrera artística en un momento en la que estos movimientos artísticos se pelean, y le sirve para beber de ellos y a su vez ser contestatario a los mismos. Se considera así mismo como el padre en España de la fotografía como pintura, y no es en vano, en su época en New York relataba como se encontraba personajes llenos de alma, sobre todo cuando viajaba en metro, de ahí que comenzó con los retratos de personajes marginales que mostraban su alma. Más adelante comenzará a crear sus llamadas “encapsulaciones”, en las que estos personajes adquirían una dimensión mayor, provocando en el espectador una sensación de congelación del ser humano, que como el bien explica se convierten en la mentira de la fotografía y la mentira de la pintura. Su lenguaje artístico plasma la desnudez del alma, con imágenes potentes no sólo de rostros apasionados, decaídos, diletantes, sino de manos, pies que muestran y demuestran lo que puede dar de sí la vida. En sus propias palabras "En estos momentos hay un mareo de fotografía que no me interesa. Yo la utilizo como una técnica para alcanzar el alma en mis obras pictóricas, al hombre, al ser humano, a veces en sus estados más marginales, otras en los estados más heroicos o místicos".
En sus ultimas décadas Villalba trabaja los polípticos que llenan el espacio de vida y de muerte, de soledad , de desamparo, de indefensión, pero también de alegría. Trabajador e investigador incansable, sigue mostrando en sus fotografías, sus encapsulaciones de metacrilato y vidrio, sus collages, sus pinturas la esperanza de la vida, y de un cierto tenebrismo que se muda en una luz intermitente en nuestras vidas. Son por lo tanto, documentos de vidas, documentos de su vida, documentos de nuestras vidas futuras.
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