martes, 11 de junio de 2013

Cuentos chinos, Maria Gnecco



Maria Gnecco

Si nos atenemos a la definición de Cuento chino como “embuste, mentira disfrazada con artificio”, es exactamente lo que la artista visual bonaerense ha querido reflejar en su ultima serie fotográfica bajo el nombre de “Cuentos chinos” (historias para no dormir).

Un mundo complicado inmerso en paisajes de flores, entre las que nos encontramos toda clase de personajes muy familiares para aquellos que nacimos en la década de los 60. Pinocho, La familia Ingells, la sirenita, cabezas de barbies, marineros… no sólo son referente para María Gnecco, sino que pertenecen al ideario colectivo e individual de nuestra infancia. Muchos de estos pequeños personajes hacen referencia y se presentan solapados bajo su identidad aludiendo a actitudes y momentos de la vida de la propia artista. Otros sin embargo representan su propia idiosincrasia, de ahí que el papel de Pinocho, tal vez el personaje más repetido directamente nos lleva hasta una de las premisas para la artista, la mentira, el embuste.


Cuentos chinos tienen una original puesta en escena que nos remite rápidamente a  las naturalezas muertas de los siglos XVII y XVIII, cierto coqueteo con la pintura tenebrista barroca por el extraordinario uso de la luz y las sombras, de esta forma haciendo destacar y/o escondiendo significantes y significados. No podemos por lo tanto simplificar y hacer una mala definición de la obra de María Gnecco. Visualmente son imágenes impresas, pero tras ellas existe un arduo trabajo que va mucho más allá de la fotografía. El resultado brutalmente visual e impactante se convierte en divertidas instalaciones, a modo de performances de objetos que cobran vida, pequeñas obras de teatro – con una estética muy  cercana al Kitsch- congeladas para el espectador en un instante que se convierten en una forma de provocarnos y hacernos meditar sobre muchos asuntos de la vida. 

Gnecco es una artista que su modus operandi de trabajo lo hace a partir de ideas ,  sentimientos, valiéndose de referentes de su infancia, apropiándose  en cierta forma de estos iconos visuales, convirtiendo sus piezas acabadas en historias inacabadas a la espera de seguir contando cuentos. Esta ingenuidad que en un principio trasmiten y emanan sus obras me remiten a otros artistas como son  los hermanos ingleses Jake y Dinos Chapman, cuyas obras desafían siempre a cualquier convicción moral ó en el caso de España Carlos Pazos, un artista que en algunas de sus composiciones utiliza la fotografía  y a través de las metáforas alude a su infancia y se vale de personajes de su niñez como es el caso de Mickey Mouse. Y cómo no mencionar a la fotógrafa estadounidense Diana Thorneycroft, que al igual que los anteriores utiliza la ironía, el humor y se aprovecha de estos “pequeñas figuras” para denunciar ciertos injusticias a la sociedad de hoy en día. Otros artistas como Jeff Koons que crea sus propios juguetes, siendo en su caso normalmente a gran escala son de nuevo referencia continua a la niñez, incorporándolos en su trabajo y llegando a ser utilizados como juguetes enormes por el mismo.



María Gnecco, me atrevería a catalogarla como algo mas que una artista visual, ella en sí misma se convierte en personaje que se desnuda para compartir lo más profundo de su ser. Siguiendo sus propias palabras, “cada fotografía cuenta una historia que tiene mucho que ver con las mentiras, las desilusiones, los fracasos, el engaño” de esta manera va creando su propio universo de forma que el espectador entre de tal manera en la obra que se convierta en su propia mentira y rememore sus propios embustes. Historias dulces, amargas, pero impresionantemente deliciosas.