viernes, 17 de abril de 2015

Pegasus. Susana Ferran Vila



 Susana Ferran Vila


En estos momentos de saturación de imágenes por doquier, de cierta, mejor dicho rotunda desensibilización y abuso de la cultura visual que está dominando nuestras vidas, nos impela a no pararnos un momento y analizar toda aquella información que recibimos por nuestras retinas, es de agradecer, y mucho,  el encontrarte con un artista que en sus deseos innatos de la vida estén el trabajo realizado con calma, con cariño, con un magnifico uso del "largo tempo", como si fuera una sinfonía, y nunca determinado por agentes externos que mal encaminan  los propósitos de su intelecto, y dedique su capacidad intelectual para buscar caminos creativos pero también para deleite del espectador.

Esto es lo que ocurre con la serie Pegasus de la fotógrafa andorrana Susana Ferrán Vila. Una serie de diez fotografías encargadas en un primer momento para El Jumping international de Megeve.. La primera cuestión fue como abordar un tema, siendo como es su personalidad, no quería enfocarlo desde una perspectiva estética, ni como parte de un paisaje, de ahí que pusiera toda su imaginación y empeño a reflejar otra cara del mundo ecuestre.



  


Desde un primer momento tuvo claro que quería mostrar una imagen diferente,; el mundo del caballo no era ni especialmente conocido por ella, ni tampoco muy de su devoción, teniendo en cuenta que su propia experiencia con los mismos no era algo que quisiera recordar, - una mala caída cuando era pequeña, la abstrajo durante unos años de los mismos-, pero esta oportunidad la llevó a reflexionar y a investigar acerca del mundo equino. Para ello, dedicó un año a observar, estudiar y fotografiar una serie de caballos en su tierra natal, Andorra. Poco a poco fue acercándose mas y mas hasta entrar en una total comunión con ellos y de ahí nació esta magnifica serie de diez fotografías. Todas realizadas en Diasec, impresión muy de moda en todas las ferias de arte que se precien, que aportan presencia, prestancia y elegancia a sus imágenes.





Fotografiar caballos, nos es algo en si moderno y actual, recordemos que uno de los primeros grandes fotógrafos  Mybridge a finales del S. XIX ya quiso mostrarnos como era el movimiento de los equinos y  su capacidad de visualizarlo en multitud de imágenes a modo de una película. Hasta hoy, por lo tanto, hemos sido testigos de diferentes visiones:, Tony Leonard – el gran fotógrafo americano especializado en carreras de caballos -, Kevin Sparrow, fotógrafo inglés – especialista en retratos ecuestres de las dos ultimas décadas del siglo XX en Europa y sobre todo Inglaterra.. Ambos más dirigidos a un tipo de fotografía documental.  Wojtek  Kwiatkowski,  artista polaco especializado sobre todo en las razas árabes, pero al contrario de los anteriores más enfocado en la fotografía artística. Todos ellos de una forma  u de otra han reflejado y reflejan  la esencia y la belleza animal, pero siempre formando un todo, un conjunto, fondo y forman están en perfecta comunión.



¿Qué aporta de nuevo entonces el trabajo de Susana Ferrán? La
artista andorrana trabaja partiendo de una idea en concreto, es pues, entonces su trabajo mucho más conceptual, independientemente de si la figura del caballo es bella o no, ahonda y se adentra en el interior de ella misma y a partir de ahí es cuando comienza su conexión con el caballo; el resultado es de una belleza extraordinaria, con imágenes sutiles, elegantes, agresivas incluso,  que nos acercan a un universo nuevo de texturas y colores, todas realizados con el máximo cuidado.  La mejor herramienta que utiliza para sus propósitos es la fragmentación del cuerpo, la imagen fotográfica adquiere cuerpo en sí misma y un nuevo sentido, no se trata pues de dar movimiento a un ser viviente, sino de abstraerlo y abstraerse del mismo, consiguiendo una discontinuidad y arbitrariedad, es como si nos alejáramos de la realidad, convirtiéndose en sujetos ilusorios que hablan con el espectador-

Ilusión estética, que no estática. Fragmentación que sin ser uno de sus propósitos nos conduce a un nuevo mundo de sensaciones que se hacen presentes en cada uno de nosotros y nos hace ver mucho más allá.