miércoles, 9 de noviembre de 2016

GERDA WEGENER…Sutileza en el arte



GERDA WEGENER

No quiero comenzar con un discurso feminista, pero una vez más, una mujer artista ha sido desterrada del universo de las estrellas del arte  por su condición de fémina. Es el caso de la danesa GERDA Wegener, una mujer que no sólo fue acorde con el tiempo que la toco vivir, sino que se adelantó tanto en materia artística como en pensamiento. Filosofía de la vida. Recientemente con la edición de la película "la mujer danesa" (2016), Wagener ha adquirido un protagonismo anteriormente no reconocido, - aunque el film se trate de su pareja y no de ella como protagonista, pero en fin, estas son las cosas que suceden muchas veces-. 

 

Que sutileza y elegancia en el trazo es lo primero que se advierte al contemplar su obra gráfica. Su estilo se acerca sobradamente al Art Decó tan en boga en los años 20 y que muestran ese refinamiento y delicadeza tan propios del mismo. Otras de sus obras nos remiten al más puro estilo Nouveau del prusiano Mucha. Una mujer adelantadisima en su tiempo, que tuvo que luchar no sólo contra la sociedad "artísticamente hablando" en la que era casi inexistente, por no decir nula, la cabida de una mujer artista, pero también lucha contra su propia existencia de vida, en la que dice estar enamorada de un hombre, el cual, su máxima es convertirse en mujer, la ayuda inestimable, esa benevolencia y generosidad hacia su pareja hace que casi 200 años después la sintamos grande no sólo como artista sino también como persona.

  

Esa personalidad que fue fraguándose, poco a poco, entre idas y venidas de su natal Dinamarca a París  y su gran tenacidad, amor a su pareja e independencia de pensamiento se refleja en toda su obra. Cada uno de sus lienzos, dibujos, carteles publicitarios están impregnados de carácter y son reflejo de cada acontecer de su vida. Elegante en trazo acorde con su propia presencia, su dibujo es sutil y refinado,; sea utilizando acuarela, pastel, u óleo, es puro deleite el manejo y conocimiento del cuerpo femenino y sus deleidades que le rodean, llegando incluso casi a percibir el olor del perfume que gastan sus mujeres. Mujeres que por otro lado conllevan una carga elevadísima de erotismo, que no sólo muestra en una serie explícita de tarjetas con posturas sexuales, dando rienda suelta a la imaginación y haciendo una especie de Kamasutra al estilo occidental modernista. Su trabajo de tintes eróticos y sexuales debió ser una auténtica revolución para todo aquello ojo atisbador que pudo contemplarlos.

 

Donde si tuvo un lugar destacado fue en las revistas de moda, en las que llenó de dibujos e ilustraciones de féminas en diferentes momentos y vestimentas.Trabajó ilustrando las mejores: la Vie Parisienne, Fantasio, Rire, o La Baïonnette. También ilustró libros como Le Livre des Vikings de Charles Guyot o Une Aventure d’Amour à Venise de Giacomo Casanova. Asimismo, trabajó desde el humor y la sátira. Eso sí, su éxito tuvo lugar en Francia ya que su estilo de vida no gustaba en su país de origen: Dinamarca. La moda francesa se convirtió en una fuerte herramienta simbólica de afirmación de poder de la cultura gala durante la guerra debido a la fuerza de su industria. La pintora fue elegida, en ilustraciones como La Guerre et la Rue de la Paix, para fomentar ese poder con representación bélica realizada desde la moda.
Esta fusión con el entorno donde desarrolló su carrera y la buena acogida como creadora inmigrante y representante incluso del poderío francés, señalan hasta qué punto gozó de fama en vida gracias a su talento. Además, la autora –que trabajaba desde las influencias del cubismo, el romanticismo y el art decó– expuso sus obras en la galería Ole Haslunds de Copenhague varias veces; algo muy difícil de conseguir para artistas de la época.